El cálculo que hace el “Centro Chino / Holandés de Desarrollo Lácteo” con sede en Beijing, es que el consumo total de productos lácteos en los próximos cinco años crecería en China entre 15 y 20 por ciento anual.
La estimación es que la demanda treparía a 40 kilos anuales per cápita, en el caso de la de leche cruda, cuando hoy ronda los 36Kgs por año. En Japón y Corea del Sur, ascendió a 50 kilos.
En este próximo lustro, los ingresos provenientes de las ventas de lácteos aumentarían tres por ciento anual, y se elevarían ocho por ciento por año las de leche cruda, mientras que los yogures y productos orgánicos tendrían un nivel de expansión de entre 10 y 12 por ciento.
El dato más revelador es que las ventas de quesos, sobre todo de marcas extranjeras, aumentarían 20 por ciento anual entre 2020 y 2025. Todo indica que esta alta demanda de quesos es parte de la inmensa popularidad que ha adquirido en la República Popular el consumo de pizzas de tipo occidental así como de hamburguesas, sobre todo norteamericanas.
Calidad
El público chino busca ante todo productos “Premium” e innovadores; el precio ha dejado de ser para los consumidores la preocupación principal, por eso se vuelca masivamente hacia formas personalizadas de nutrición.
Este alto consumo ocurre sobre todo en la nueva clase media de 440 millones de personas con ingresos per cápita equiparables a los norteamericanos, en un proceso que no afecta todavía al resto de la población china, en la que el consumo de productos lácteos sigue siendo ajeno a su dieta cotidiana.
Hay un vuelco masivo de la población china al consumo de proteínas cárnicas, fenómeno que está vinculado directamente al alza de los ingresos. Por lo tanto, hay que prever que lo que sucede hoy con la nueva clase media, se extendería a los 1.440 millones de habitantes en los próximos 15 años.
El mercado chino de productos lácteos alcanzó el año pasado los 57.500 millones de dólares, con una tasa de crecimiento de seis por ciento anual. Para 2025, treparía hasta 75 mil u 80 mil millones, con un alza de 16,8 por ciento por año.
El mercado norteamericano de lácteos, hasta ahora el mayor del mundo, trepó a 65 mil millones en 2018. China es ya el segundo y sería el primero en cinco años.
Indicadores
La producción de lácteos de la República Popular creció en 34,7 millones de toneladas en 2018. Esto ocurrió con una ganadería lechera que decrece más de uno por ciento por año, como consecuencia de la salida del mercado de un número creciente de pequeños productores y la concentración de las operaciones en grandes usinas, muchas de ellas de capital extranjero.
La industria lechera china está muy fragmentada, pero las ocho principales compañías procesan más de 70 por ciento del total de la leche consumida y son las que fijan los precios domésticos. Las grandes empresas lácteas controlaban 50 por ciento del mercado en 2016 y cubrirían más de 80 por ciento en 2020.
Las importaciones de lácteos crecen en forma proporcional al aumento del consumo de productos “Premium”; y alcanzaron a 850 mil toneladas en 2018 (+13 por ciento anual), en tanto que las compras de yogurt de marca, considerado arquetipo de “alimento saludable”, aumenta 60 por ciento por año; y más de 50 por ciento de ese total proviene de la Unión Europea (UE), en especial Grecia y Alemania.
El aumento de la urbanización, que hoy cubre a 53 por ciento de la población, sumado al crecimiento excepcional de la nueva clase media en número e ingresos, son los dos grandes indicadores que señalan el destino ascendente del consumo de lácteos en la República Popular.
La urbanización en China asciende hoy a 53 por ciento de la población, y sería 70 por ciento o más en 2030. Conviene subrayar que el punto de partida en 1978, cuando Deng Xiaoping abrió la economía y la volcó al capitalismo, sólo 20 por ciento de la población del país se encontraba urbanizada, mientras que el resto permanecía en los sectores rurales.
Sociedad
La nueva clase media, que hoy asciende a 440 millones de personas, treparía a 780 millones en 2027, hasta alcanzar a más de 1.000 millones en 2030. Para entonces, China sería en un sentido estricto una “sociedad de clase media”, con niveles de ingresos que alcanzarían a 60 por ciento de los estadounidenses.
El dato estratégico que conviene retener es que el consumo de lácteos en la República Popular es una novedad histórica, ajena a la dieta del pueblo chino hace sólo 20 años.
Es un indicio de que la comprensión del fenómeno chino no está relacionada con un indicador determinado, sino que hay que establecer ante todo la tendencia de la que éste indicador es parte.
Jorge Castro es analista internacional.