Un militar retirado y un abogado emprendieron en el sector lechero. Aseguran que si bien no ejercen sus carreras, igual sirven al país. Estos hermanos están convencidos de que Venezuela tiene mucho para dar, pese a la crisis que azota la región.

Barinas. Lo que comenzó con un terreno en Barinas, para hacer una piscina entre dos hermanos, se convirtió en una sociedad que día a día demanda esfuerzo y mucho sacrificio. Los hermanos Javier y Jesús Cuevas nunca se imaginaron que su pasión estaba muy alejada de sus respectivas carreras universitarias, pero sí muy cerca de la realidad del país, ni que su emprendimiento recorrería medio país.

Todo comenzó en el 2012 cuando Jesús, el hermano mayor, compró lo que ellos mismos llaman “un peladero de chivo” en la carretera vía Barinitas y donde en su momento comenzarían con la construcción de una granja de uso familiar y una planta destiladora de licores, dada la trayectoria de ambos en ese rubro, así como el de alimentos.

Debido a la situación del país, empezaron a visualizar muchas cosas, entre ellas el hecho de que era más importante la comida que el licor. Aunado a que la comercialización y distribución de los licores iba mermando, decidieron innovar. “Iba a llegar el día en que no íbamos a soportar la carga y tenemos una familia que mantener”.

Por eso comenzaron con la idea de ser ellos mismos fabricantes de licor. Iniciaron en Barquisimeto la destilación de cocuy de penca en diferentes presentaciones, pero la idea de su destilería estaba aún latente, por lo que con las ganancias de la distribuidora iniciaron la construcción del galpón.

Cuesta arriba
Después de estudiar el mercado, se encontraron con muchas trabas para emprender con rubros como el cacao. Al recordar el potencial ganadero de la entidad, empezaron a estudiar qué rubro no estaba siendo lo suficientemente aprovechado y así tener ellos una oportunidad.

Barinas es el segundo estado productor de leche a nivel nacional. Y sí hay una industria para el procesamiento de la leche, pero no es de Barinas. Es una trasnacional. Aquí vamos a montar una empresa de lácteos”.

Decidieron irse al Zulia para conocer el procedimiento que se usa en la elaboración de quesos, donde además de ver lo correcto y lo incorrecto, conocieron a varios proveedores de equipos. “Dimos la camioneta que usábamos para la distribución de licores como parte de pago para dos tinas, moldes para quesos y así fue que comenzamos con Lácteos Galerón”.

Pese a que eran recursos propios, la inversión necesitaba una inyección de dinero extra, por lo que recurrieron a varios bancos, pero por no estar operativa, les cerraban las puertas. Sin embargo, al tener experiencia crediticia con el Banco Agrícola, lograron un crédito luego de un año, con el que compraron la caldera, el banco de hielo, entre otros equipos indispensables para comenzar en diciembre de 2017.

Ante la necesidad de personal debieron visitar queseras de otras zonas de Barinas a fin de conocer el arte de la elaboración de quesos y allá lograron que les prestaran un maestro quesero. “Yo le dije a Javier que teníamos que hacer aunque fuera queso duro, porque ya no teníamos plata. Ubicamos productores de Barinitas y nos arrimaban 1500 litros de leche semanal y comenzamos”.

Reinventarse
Tras el aumento desmedido en los precios de los quesos, nuevamente consiguieron una merma en la venta de sus productos, esta vez de su creación, vieron la oportunidad de envasar leche, por lo que de nuevo solicitaron un crédito al Banco Agrícola para la compra del homogeneizador. Tras lograr la adquisición, iniciaron la línea de producción de la leche líquida pasteurizada, homogeneizada y completa.

Uno quiere crecer rápido, el país te lo exige y uno como emprendedor anda al son que te toquen. La sociedad te lo exige”, dijo Jesús Cuevas.

Tras tener las líneas de producción solo había que esperar por los encargos para comenzar a trabajar. Actualmente tienen distribución que quesos en Barinas, Lara, Portuguesa, Cojedes, Carabobo, Aragua, Nueva Esparta y Mérida. En unas pocas semanas iniciarán la producción de queso amarillo y madurados, logro que los llena de mucha satisfacción, pues aseguran que su emprendimiento arrastra muchas cosas.

“Obstáculos propios de la empresa, de la situación país, de los trabajadores. Son muchas cosas. Es la primera vez que gerenciamos una empresa. No es lo mismo ser comerciante que ser industrial”.

Su premisa es la calidad. Por ello mantienen al equipo de trabajo, que son habitantes de Barinitas y zonas aledañas, en constante capacitación, a fin de mantener la calidad de sus productos. “Que la gente pruebe nuestros quesos y sepa que somos nosotros, aun sin tener el empaque”.

Otra característica de Lácteos Galerón es su calidad humana. No solo se dedican a vender sus productos a distribuidores para que los comercialicen, sino que ellos mismos se encargan de llevar productos a bajos costos a comunidades de pocos recursos. “Lo que son subproductos derivados de la leche como la ricotta, la mantequilla y el suero lo llevamos en una unidad móvil y atiende a una comunidad a precio de producción. Ayudamos a la gente y hay quienes no tienen dinero para un kilo de queso, pero sí hijos qué alimentar. En dos años no menos de 3000 personas hemos atendido”, agregó Javier.

Costos

Si bien reconoce que la situación país es compleja, asegura Jesús que trabajan bajo una estructura de costos legal y que cada producto le deja un margen de ganancia diferente en cada rubro. Lamenta que el margen de ganancia de los vendedores finales supere 50 % “Ese supermercado no tiene vaca, no es productor, no procesa y le gana mucho más que nosotros. Eso no es honorable”, añadió.

Sacrificios no

Agregan los hermanos Cuevas que para ellos no son sacrificios, sino “esfuerzos adicionales” con los cuales esperan dejar un legado de trabajo y dedicación a sus hijos y sobrinos. “Le dejo a mis hijos las ganas de seguir trabajando. ¿Cómo lo hicimos? Porque a nuestra generación le toco el tiempo difícil”.

Este proyecto llamado Galerón les ha costado mucho tiempo con sus familias, pues el término vacaciones no está en su diccionario. Sin embargo, coinciden en que vale la pena el esfuerzo, pues todos en la familia forman parte de la empresa.

Incluso, durante el recorrido por la línea de producción, el hijo mayor de Jesús escuchaba atento a las explicaciones que daba su tío Javier al equipo de Crónica.Uno. “Con todas las limitaciones y todo, pero este sigue siendo un país con mucho potencial para desarrollarnos. No vamos a agarrar para otro país a llevar roncha”, añadió Jesús.

Los hermanos Cuevas se turnan el mando para poder compartir con sus familias. Una semana cada uno, para así procurar cumplir con otros deberes. Agregan que la visión de ellos no es hacerse ricos, sino tener una marca que perdure. “No es que vayamos a perder, pero no andamos de agalludos a agarrar todo. No es la idea”, dijo.

Al azar

El nombre Galerón surgió hace unos 15 años, el padre de Javier y Jesús abrió una venta de licores, siendo este el primer negocio de la familia. En una bolsa colocaron varios papeles con diversos nombres representativos del folklore venezolano. “Una mano inocente fue la que sacó de la bolsa el nombre de Galerón. Desde ese momento todos nuestros negocios han tenido este nombre. Es una tradición familiar”, dijo Javier Cuevas.

It’s no secret that agriculture is one of Idaho’s biggest economic drivers, as it’s worth billions of dollars.

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