En respuesta a un artículo periodístico reciente, trabajadores lácteos de todo el país han dirigido una nota al Consejo Directivo Nacional.

Al Consejo Directivo de ATILRA. Los suscriptores de la presente, todos trabajadores lácteos, nos dirigimos a ustedes, haciendo referencia a una nota suscripta por Susana Merlo titulada: «Otra vez jaque a la lechería…», publicada en AMBITO.COM del día 12 de septiembre de 2019. Sin entrar en detalles que pueden ser opinables, queremos referirnos a algunos datos esgrimidos en la nota que directamente faltan a la verdad. La autora textualmente expresa: «… mientras en Nueva Zelanda se procesan 12.000 litros por empleado… en Argentina apenas alcanza a 800 litros promedio por empleado, llevando la competitividad a sus niveles mínimos…» Falso de toda falsedad. Ninguna de las dos cosas son ciertas.

En Nueva Zelanda en la temporada 2017/2018 se procesaron 20.724 millones de litros de leche, interviniendo en el procesamiento 12.200 empleados, lo que arroja un promedio de 4.653 litros procesados por trabajador por día y no 12.000 como se manifiesta en la nota. Tampoco son verídicos los datos de Argentina y en este caso la ecuación es bien sencilla. Si al año se procesan 11.000 millones de litros y si para este trabajo concurren 20.000 trabajadores en los sectores de producción, entonces el promedio de litros procesados asciende a 1.506 litros y no a 800 como dice la nota.

Pero en estas asimetrías nada tenemos que ver los trabajadores, que somos el Sindicato, sino los distintos niveles tecnológicos de las empresas. Obsérvese los niveles de productividad de algunas lácteas argentinas: Punta del Agua 1.000.000 litros procesados por día / 178 trabajadores / 5618 litros por trabajador promedio. Noal S.A. 900.000 / 204 / 4411. Cristalac S.A. 18.000 / 5 / 3600. Molfino Hnos. 3.200.000 / 1020 / 3137. Alma Láctea SRL 43.000 / 14 / 3071. Failar S.A. 180.000 / 40 / 4500. Santa María 230.000 / 47 / 4890 La chivilcoyana Canagro S.A. 120.000 litros por día/ 32 empleados/ 3750 litros por trabajador. Cotahua 120.000 / 35 / 3428. Lácteos Aurora SA 150.000 / 37 / 4054. Lácteos Cerutti SRL 90.000 / 26 / 3461 Claramente queda demostrado que los trabajadores -el Sindicato-, no somos responsables de la productividad de las empresas. Todas tienen el mismo convenio, el de Atilra, los mismos salarios y los mismos aportes. La diferencia está en los niveles de tecnificación. ¿Queda claro esto? Dejen de estigmatizarnos como sindicato, porque si no vamos a pensar que hay otro tipo de interés en el medio.

Resulta extraño y a veces no tanto, como algunos medios de comunicación nos responsabilizan a los trabajadores -al Sindicato- de la mala gestión de algunas empresas. ¿Qué tenemos que ver nosotros con la debacle de SanCor? El Secretario General de Atilra es responsable de su gestión en el sindicato, no de SanCor. O en todo caso debería admitirse con ese mismo criterio y por una cuestión de estricta justicia y objetividad, que entonces también Etín Ponce es el responsable exitoso de las empresas a las que les va bien. Los trabajadores -el Sindicato- hicieron y hacen todo tipo de esfuerzos relegando cuestiones económicas para ayudar a SanCor. Es raro, aunque no tanto, que se traslade la responsabilidad de la gestión de las empresas a los trabajadores -al Sindicato-, eso pasa solamente en Argentina. No se habla o se lo hace tímidamente respecto de los servicios que han aumentado hasta un 3.000 %. Tampoco se dice nada que el interés hoy es usurario.

No hay crédito y andá a vender un cheque, te cobran un interés de más del 120 %. Pero de todo esto no se habla. Es raro, o no tanto… En realidad la incidencia de la mano de obra en el precio final de los productos lácteos es muy baja, apenas alcanza, en promedio al 4,14 %.. Y acá no solamente están contemplados los sueldos sino la totalidad de los aportes que deben realizar las empresas. Queda claro entonces que los responsables del éxito o del fracaso de las empresas no somos los trabajadores -el Sindicato-, sino las mismas usinas lácteas a través de sus gestiones y/o tecnificación.

It’s no secret that agriculture is one of Idaho’s biggest economic drivers, as it’s worth billions of dollars.

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