Seis productores se unen para proyectar un espacio de 600 vacas y 30 mil litros con ordeño robotizado en el centro santafesino.

Un grupo de seis productores santafesinos tiene una iniciativa interesante que parece ser la manera de afrontar las condiciones que presenta la lechería en un mediano plazo, con más producción, menos costos y más rentabilidad acoplando esfuerzos, más allá de las turbulencias inmediatas.

En el centro del departamento santafesino de Las Colonias, los productores lecheros se unieron para mejorar las inversiones y el uso de herramientas, comprando en conjunto una estiercolera, un transportador de rollos y hace dos años entendieron que debían avanzar y con el alquiler de un campo de 75 hectáreas para el engorde de machos Holando.

Con la conformación de Pro Tambo San Jerónimo Norte SRL, el primer año del proyecto no encontró el manejo adecuado, pero hace más de un año que con otro sistema de recría consiguen objetivos que les permiten incluso ventas constantes del ganado, con 200 animales en engorde, producto de las explotaciones de cada uno de los socios, lugares donde también se produce la comida.

“En los seis tambos tenemos alrededor de 800 vacas en ordeño y producimos entre todos unos 15 mil litros diarios, conformando un grupo de venta de leche y entregamos a una misma empresa”, explicó a Agrofy News Rafael Albrecht, que conforma la empresa con Eduardo Amherdt, Rubén Albrecht, Marcelo Humeler, Daniel Eberhardt y Omar Magnin.

Al ambicioso pero posible proyecto la empresa a la que entregan lo está esperando, no sólo por la seguridad de tener el doble de litros, sino también por la mejora y estabilidad en calidad de materia prima que permitiría.

Albrecht comenta un detalle nada menor. “Hoy tenemos un contrato de palabra, pero cada seis meses abrimos una licitación y las empresas ofrecen de qué manera vamos a comercializar la leche, con pautas mínimas de precio y condiciones de producto. Hasta ahora nos funcionó bien”. Fusionando el trabajo, “siempre estamos buscando la forma de juntarnos en diferentes actividades. Por ejemplo, todavía no resolvimos la puesta en marcha de la recría de vaquillonas, pero si vamos a avanzar en un tambo asociativo”.

Esta iniciativa tiene una suerte de prueba inicial entre tres de los integrantes de esta empresa que ya tienen conformado un tambo en conjunto menor, que también aporta litros al caudal diario total. Eduardo, Marcelo y Omar ya tienen a 50 vacas en ordeño de manera conjunta, en Humboldt Chico.

“Lo que hacemos es unificar fuerzas. En el proyecto de engorde de machos tenemos muy poca estructura, entonces si necesitamos alguna herramienta, se lleva de alguno de los otros campos, dependiendo de la cercanía o de lo que se precise, entonces cada uno paga el servicio y las máquinas se usan de manera colaborativa”.

A partir de esto, “estamos buscando inicialmente mitigar los problemas que tienen los tambos en nuestra región derivados del clima, por eso queremos cambiar el sistema productivo y que no nos juegue más una mala pasada. La única forma que vemos posible es ir a un confinamiento”. ”Hacer eso de a uno es bastante difícil por la inversión, entonces la manera más simple es asociarnos, hacer un tambo grande y aportar animales, o lo que sea necesario por parte de cada socio, para hacerlo posible”, explicó.

El proyecto contempla abarcar la producción de 600 vacas para llegar a 30 mil litros diarios. “Es una escala que buscamos por la logística y queremos ubicarlo en alguno de los accesos de San Jerónimo Norte, máximo a cuatro kilómetros del pueblo, porque la idea es valernos de mano de obra de gente del pueblo y que puedan llegar por ruta al trabajo”, en el centro de la delimitación que dan las rutas provinciales 10, 70 y 6, además de la nacional 19.

“Estamos viendo dos o tres opciones, estamos negociando predios de diez hectáreas para emplazar al tambo completo y el alimento se produciría en unas 800 hectáreas en los campos de cada uno”. De todas maneras, con precios de alquileres que fueron subiendo en estos meses y con una actualidad sin valores concretos para el arrendamiento, al no tener referencias la negociación está frenada hasta que se pueda reactivar con algo de estabilidad.

Rafael Albrecht trabaja para una de las empresas que fabrica robots de ordeño y la intención es avanzar por ese camino. “Lo que permite la robotización es ir agregando módulos, por lo tanto de los cinco millones de dólares de costo final, se podría empezar por una primera etapa de un millón, para 120 vacas encerradas en un galpón, con una cama de compost y dos robots”, proyectado esto a un año para su puesta en marcha.

Claro que desde las elecciones primarias la incertidumbre pone un freno a este tipo de iniciativas, sin embargo la proyección es poder empezar a ordeñar en septiembre del año próximo.“Ahora están nuestros ánimos mucho más calmos, sobre todo porque se complicó la financiación, pero esperamos que baje la espuma para seguir buscando. Nuestra intención es empezar con capital propio, principalmente y las siguientes etapas hacerlas cada dos años”.

El productor explica, “ya tenemos una estructura que trabaja de la misma forma en la que trabajaría este tambo confinado, pero en un corral al aire libre ahora, tenemos las herramientas, trabajamos de una forma similar, pero no tenemos a las 600 vacas en producción y estamos con una eficiencia menor. Por eso tenemos estimado que a la inversión la recuperaríamos en seis años”.

A fines de julio, en oportunidad de encontrarse con el Subsecretario de Lechería de la Nación en la sede de la Cooperativa Guillermo Lehmann, “le presentamos el proyecto técnico completo y las etapas de financiamiento para llevarlo a cabo. La intención fue detallar la forma de trabajar, pero también que nos facilite canales de financiación porque la nuestra es una empresa joven, que tiene dos años, aunque el resto de los tambos tienen décadas y los bancos demandan más antigüedad para lograr los montos. Lo mismo con la Cooperativa, buscamos avales para conseguir los préstamos”.

Alejandro Sammartino se mostró optimista con la idea y manifestó en su momento que esta es una de las maneras de sostener a la lechería. Es bueno saber que más allá del proyecto, “ninguno de los productores pretende cerrar su explotación, porque para todos los tambos tienen arraigo y queremos seguir produciendo como hasta ahora, queremos tener una alternativa en esta empresa nueva”.

La incertidumbre es lo que manda, pero tranqueras adentro se entiende que la fortaleza es tener mejores números en productividad y ganancias, que al mismo tiempo beneficie a la empresa receptora. “Buscamos vender y no entregar leche, el volumen permite negociar de otra forma los precios”, concluyó Rafael Albrecht esperando que un mayor ordenamiento productivo redunde en mayor formalidad de intercambio, porque la lechería no frena a pesar de los precios contenidos, de la economía entrampada y de la indefinición inmediata de la política.

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